jueves, 8 de octubre de 2009

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jueves, 20 de agosto de 2009

jueves, 9 de julio de 2009

Vivianne:


Aunque bajo la tierra mi amante cuerpo esté, escríbeme a la tierra que yo te escribiré….

Miguel Hernández

Con mucho amor:

Al Padre Celestial; que me ha permitido escribir y dejar en este blog, estos versos para que puedan llegar a cualquier latitud del planeta.

A mis hijos, nietos, sobrina y generaciones venideras.



A mis amigos de siempre, del alma, del corazón.


Al querido pueblo Español.


Epístolas a Miguel Hernández de:

Vivianne Alegret

¿Por qué Epístolas?

Estando en aquel remanso de paz. Bajo la sombra de una colina que se adosa al pintoresco pueblo de La Cabrera, Madrid, en España, leía los versos del gran poeta español Miguel Hernández. Mi vista se tropieza así con su poema: ¨La Carta¨, de la cual, escribo aquí algunos fragmentos de los versos que me motivaron a escribirle.
No obstante; decidí leer mucho más, busqué en la biblioteca su Antología Poética, quise adentrarme en ella.
Cada verso fue llevándome a su mundo, a sus sentimientos, a esas sensaciones del alma, que saltan por encima de papeles, dejando labrados los versos más aguerridos y sublimes, esos que brotan del mismísimo corazón.
¿Cómo no escribirle a la tierra?. !Pero no a la tierra donde estoy ahora!, !oh no !. A la tierra que nuestros ojos no alcanzan a ver, por ser humanos. Las almas tienen una tierra certera cuando abandonan este planeta. Es la casa de nuestro Creador, allí donde mora Miguel junto a los suyos. Allí, llegaran estas cartas, o epístolas, brotadas con mi ferviente admiración.
V.A.

Dedicatoria:

Apreciado Miguel:
Estoy envuelta en el mesurado mundo de tu lírica. Tan cerca de las nubes; como cualquier amante de las colinas. Prefiero perderme por los vericuetos del silencio, que perecer en la estática cima de la muchedumbre.
Hay olor a pino humedecido entrando por las rendijas, en los muros de mi palabra. Aquí se respira idea, tiempo, espacio. Tú, mi buen maestro, coloreas la brisa con tus cánticos de sangre y de viento.
Me llega tu voz, desde las amarillas cartas, que yacen en los archivos del tiempo. Las leo, las aprieto entre mis manos, como si fueran ramos de azucenas que florecen desde el infinito vuelo de una mariposa.
Ayer me propuse contestarte. Decirte que la vida es allí donde mora tu luz intacta, y no en el presente locuaz de mis melancolías.
La poesía sigue sin detener las riendas del Apocalipsis. Tu voz se eleva por encima de los valles; los pueblos, los continentes, perpetuando el único amor que brilla por encima de la tierra.
Estoy queriendo decirte con letras; que la magnitud de tu vuelo, dejó en mi escritorio un soplo de brizna, para encender la llama de estos versos.
Recibe estas epístolas; como si fueran palomas, que surcan los umbrales del Universo para llegar a ti, y guárdalas querido Miguel.
Hay un surco florecido en la tierra, que sigue tus huellas por los tinteros del infinito.
Con todo mi respeto y admiración,

Vivianne Alegret

Palabras en versos del poeta......



Cartas, relaciones , cartas: tarjeta postales, sueños, fragmentos de la ternura proyectados en el cielo, lanzados de sangre a sangre y de deseo a deseo…..

Miguel Hernández
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Diez décimas
I

Miguel Hernández: poeta;
pastor, joven, que no ha muerto,
la cárcel sólo fue el huerto
donde florecieron metas.
Allí crecieron saetas
justicieras del lenguaje;
tu palabra con linaje,
trascendió viejos barrotes
y los míseros azotes,
del tiempo como equipaje.

II

Tus versos, puros, tus versos,
amorosos, naturales,
religiosos y sociales,
de tantos temas diversos.
Pletóricos universos,
que me hacen rendir la pluma.
La metáfora se suma,
al esplendor de tu rima,
cuesta amiba por la cima,
que a la palabra perfuma.


()

III y IV

III
Sonetos, alejandrinos,
cuartetas y romanceros,
florecidos con sinceros,
cantares y hermosos trinos.
Te miro por los caminos
donde creció tu estatura,
pastando allí en la llanura,
o encima de la colina
admirando su divina,
y escultural hermosura
IV
Sé del poeta que ama;
que lleva la poesía,
latiendo siempre bravía,
como su mejor proclama.
Siento el sentir, que nos llama,
a decir cuanto pensamos;
escribimos cuando amamos,
aún con dolor, escribimos,
y en verso siempre decimos,
lo que por dentro lloramos.
)(

V y VI

V
Hoy España, a tí, te llora;
eres hijo tan amado
porque nunca te has marchado
tu alma en Orihuela mora.
Ayer hoy y siempre, ahora,
estas Miguel, tú, presente,
en el verbo que elocuente
se dibuja con pincel,
en el tallo de un clavel,
o encima del viejo puente.
VI
Ésta misiva que escribo
aquí dentro de la Sierra;
me hace pensar en la guerra
y aquel dolor ya recibo.
Cuanto sinsabor derribo
de tu compostura fiel,
en el regimiento aquel,
en el quinto y su llamado,
donde fuisteis más que armado,
con la pluma y el papel.
))((

VII y VIII

VII
¿Cuánto sufristeis Miguel
en lo corto de tus días?
¿Qué andar de melancolías
te hicieron probar la hiel?.
¿Qué verso curtió tu piel
para vencer tal dolor?,
¿Qué lágrimas sin color,
de sal, de viento, de brisa,
perpetuaron la sonrisa
desde tu eterno clamor?.
VIII
Hombre de verso y amor;
de latitud, de paisaje,
hombre que fraguó su viaje
y se fue como el mejor.
¿Por qué se enjuicio tu honor
entre rejas y cuarteles?
¿Quienes fueron los infieles,
miserables, impostores,
que espina dieron por flores,
a tus plácidos vergeles?.

IX y X

IX
En ésta carta quisiera
expresarte, que te admiro,
y que en décima suspiro
por tanta escrita quimera.
Ésta será la primera,
de otras cartas que te haré;
sabes que yo esperaré,
pues sé que no estas distante
responderas al instante
todo cuanto escribiré.
X
PD: pues decirte quiero;
que leí tu antología
y palpita el alma mía,
mientras me quito el sombrero.
Que inigualable sendero
nos dejas desde tu altura,
tiembla la literatura,
la poesía y la prosa,
tu palabra majestuosa
grabó una senda futura.

Palabras en versos del poeta......



El palomar de las cartas abre su imposible vuelo, desde las trémulas mesas donde se apoya el recuerdo, la gravedad de la ausencia, el corazón, el silencio…….
Miguel Hernández

CUANDO LEO TUS PROSAS.......................

XI
Miguel, querido amigo: hoy me bebo tus prosas;
romancero de ausencias, y otros poemas sueltos,
y encuentro en cada fibra de tu jardín las rosas,
con pétalos de letras y tallos tan esbeltos.

Esos enamorados, que se unieron danzando,
aquel vals con violines junto a un tiempo feroz.
Ni la borrasca pudo, cruzarse merodeando,
porque el amor es ágil y se enlaza veloz.

El viento ceniciento; que descorre cortinas,
en la cámara triste de aquella habitación,
un clamor taciturno de menguadas espinas,
la soledad que llega dejando una emoción.

Hoy me abraza ese viento; tan sofocado y mudo,
que sin vacilaciones ya preciso escribirte,
pues llevo una coraza, como mejor escudo
y sé que soy un faro..... muy solitario y triste.